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CON HISTORIA AGRADECIDA

Hace más de 30 años, desde la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, impulsada por el sacerdote Esaú de María Díaz Ramírez, se hizo una encuesta sobre la posibilidad de construir una residencia para personas mayores. Muchas personas estaban solas y se encontraban con un cierto desamparo. La protección institucional podría darles la seguridad de estar acompañados y acogidos junto a otras personas de su edad.

Muchas personas participaron. En la encuesta se mostraba el deseo de hacer realidad el sueño y también la posibilidad de colaboración en el mismo. La misma Parroquia, desde sus bienes, también se hipotecó. Las rifas, concursos, sorteos…. Fueron constantes durante mucho tiempo con lo que se consiguió garantizar los pagos de los primeros momentos. Serían impagables la cantidad de kilómetros y esfuerzos que dejaron huella de tantas personas disponibles.

La primera residencia, de dimensiones pequeñas, fue creciendo poco a poco en función de la gran demanda que desbordó todas las previsiones. Así, desde esta perspectiva se levantó, después de unos años la segunda residencia. El ambiente familiar, donde feligreses venían a la cocina, limpieza, lavandería,.. se fue profesionalizando con el tiempo. Es impagable la cantidad de tiempo entregado por tantas personas y que forman parte de la esta historia de acogida.

El nombre de las dos residencias está asociado a la Parroquia que es titular  de las dos. Así para evitar complicaciones se nombraron Residencias de Mayores Nuestra Señora de la Asunción I en la calle Santo Tomás de Villanueva, 139 y Residencia de Mayores Nuestra Señora de la Asunción II, en la calle Trillo, 2. Ambas comparten personal aunque la mayoría está asignado a cada centro. Además, por criterio social se facilita la antigüedad de los trabajadores para ofrecer estabilidad familiar y personal y, a la vez, seguridad en el seguimiento a los mayores.

El esfuerzo por la novedad pero manteniendo un esquema familiar ha sido, es y esperamos que siga siendo una seña de identidad. Cuidar a cada persona, desde su realidad concreta, es un reto que motiva cada día. Nos mueve el servicio y el estilo del humanismo cristiano que busca el bien de toda persona desde el principio al final de la  vida.

 

Cuidando Personas

Nuestra mayor motivación es la esmerada atención al mayor, intentando mantener un ambiente cercano y familiar.

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